12 de julio de 2011

El Puente de Triana.






Si la Giralda es el simbolo por antonomasia de Sevilla, el Puente lo es de Triana. El Guadalquivir no sería el mismo hoy a su paso por Sevilla sin la estampa de su Puente "vestido de lunares", tal como se le ha descrito en más de una ocasión. Puente con nombre de reina que acaba claudicando ante la fuerza de un barrio que pone en el cielo de la ciudad el nombre de Triana. Puente que murió en Paris en 1825 y que renació en Sevilla en 1852 porque quiso cambiar las aguas del Sena por las del Guadalquivir. Puente que tiene la dicha de tocar las dos orillas sevillanas, de abrazar al río y de mirarse en el espejo de sus aguas.


Hemos querido traer en esta ocasión a esta sección tres estampas del Puente de Triana. Porque el Puente ciertamente es de Triana, pertenece al barrio, ya que de hecho consta registrado con el mismo codigo postal que el resto del histórico arrabal.


La primera fotografía es antigua y nos ofrece claramente la fisionomía original del Puente, tal como fue concebido, salvo pequeños detalles como las farolas, que no son las primitivas. Podemos observar la estructura de hierro de los tres arcos, cada uno de 48 metros de longitud, así como las volutas que embellecían el tablero del Puente en su cara exterior. También contemplamos la antigua barandilla y, en la distancia, una calle Betis sin el edificio del Faro, y un Paseo de la O en el que aparece indeleble en el tiempo el Callejón de la Inquisición. La fotografía debe estar fechada en los primeros años del siglo XX.


La segunda fotografía, mucho más actual, recoge la misma perspectiva del Puente, pero tomada desde la cara opuesta, la que mira a la Cartuja. Hemos elegido esta foto porque refleja claramente la fisionomía actual del Puente y sus cambios en relación con la estampa anterior. La llegada del tranvía y el peso de los nuevos vehiculos demandó un tablero más resistente y ancho que facilitase la movilidad en el paso entre ambas orillas. De esta manera, en el año 1918, se emprenden las obras de remodelación y adecuación del Puente trianero. Bajo proyecto de Felix Rámirez Doreste, en 1917, se ejecuta un nuevo tablero que permite duplicar las vías de los tranvías, y se diseñan los voladizos laterales que hacen que las aceras peatonales salgan de la propia anchura del Puente. Fue entonces cuando se aprovechó también para sustituir las antiguas barandillas por otras más hermosas que perduran hasta la actualidad. De este modo, posiblemente el Puente perdió su fisionomía original, pero ganó en funcionalidad de cara a los nuevos tiempos. En la fotografía pueden observarse los mencionados voladizos peatonales que a partir de 1918 ensancharon la calzada del Puente.


Y finalmente hemos dejado para el final una estampa de la Stma. Virgen de la Esperanza cruzando tan bellisimo enclave de nuestro barrio en la jornada del 31 de mayo de 2009, con motivo del XXV Aniversario de su Coronación. La Esperanza, el Puente y el Río, los tres simbolos eternos de Triana, que tiene anclados en ellos los sentimientos más hondos de su razón de ser.

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