1 de junio de 2011

La Esperanza...

"Vivo en un barrio que se llamaría Esperanza si no fuera porque Dios quiso ponerle Triana"

(José María Rubio, del Pregón del XXV Aniversario de la Coronación)


La Esperanza... Así la llama el pueblo de Sevilla. No necesita más presentación, solo así es suficiente para haberlo resumido todo y, al mismo tiempo, haber alcanzado la Gloria. Y es que, aunque sus mejillas sean bañadas por cinco lágrimas, su semblante siempre nos conducirá al Cielo... A la Gloria...

La Esperanza... La Esperanza lo es todo para el cristiano y lo es todo para el devoto que la contempla cautivado por el sueño de su mirada. Su tez morena describe los atardeceres en la cava de los gitanos; sus manos hablan de amor y de consuelo, manos de Madre, que como suave caricia, se posan en el hombro del devoto que le reza ofreciendole su pañuelo de pureza infinita. Sus mejillas son como un oceano de brisas, en el que surcan cinco olas en forma de lágrimas, que buscan esa orilla trianera que desgrana el borde hermosisimo de sus labios. Y su mirada... Su mirada no tiene limites ni fronteras, ni comprende de relojes ni de tiempo, ni de noches ni de días, porque es mirada de eternidad, y como tal, solo se comprende gracias a la mano del Creador. Si los ojos son el espejo del alma, la Esperanza contiene el corazón más grande del universo. Si esas púpilas hablasen nos describirían el amor de su barrio y el amor de una ciudad que ya no entiende de puentes ni de ríos, ni de puertas ni murallas... Amor que no encuentra topes, porque todos los puertos llevan su mismo nombre: Esperanza.

En la profundidad de esos ojos negros se han reflejado labores de ceramistas amparados bajo su verde manto. Se han reflejado oraciones de marineros que con sus buques anclados frente al Puente de Triana venían a iluminarla cada Madrugada de Viernes Santo. Se han reflejado plegarias de vecinos trianeros que siempre buscaron en Ella el consuelo de la Madre que nunca les dejó y nunca les dejará, "porque mientras viva su Esperanza, Triana siempre estará viva". En esos ojos, espejos de la belleza más profunda, se han mirado los privados de libertad cuando el Pópulo era cárcel de sentimientos al paso de su Esperanza. ¿Hubo alguna vez un pañuelo que secase más lágrimas?...

Esos ojos infinitos, los más bellos de esta tierra, se han estremecido cada vez que Fernando acudía a vestirla en medio de un sinfín de piropos. Si esos ojos hablasen... Nos contarían cuántas veces se levantó el Cristo al verla llorar en su encuentro...

El pueblo presume de sapiencia cuando llama a las cosas por su nombre. De este modo, a la Virgen del Patrocinio la llamó "La Señorita", debido a su delicadeza y a su finura, al Silencio como la "Madre y Maestra", por su caracter y su antigüedad, y a Ella, "La Esperanza" porque tan profundo título tan solo cabe en tu soberano rostro. Porque aunque existen otras Virgenes con este mismo nombre, Sevilla no las llama así: la Trinidad, la O, San Roque, la Macarena... Y en Triana, la Esperanza, sin más.


"Llena de bienaventuranza

bajo palio de amor,

toda la Gloria alcanzas

por ser la Madre de Dios

y de Triana, su Esperanza"

No hay comentarios: